Crecí en una pequeña comunidad agrícola en el corazón del sur rural. Mi padre solía desaparecer por días o incluso semanas. Un día, se fue y nunca regresó. Durante años, cuando era niño, fui víctima de abuso sexual por parte de un familiar. En mi adolescencia, me convertí en alcohólico para escapar del dolor. El abuso, el abandono y la adicción definían mi vida. Pero en mis últimos años de adolescencia, le entregué mi vida a Jesús. Su amor y sanidad me transformaron. Después de encontrarme con Jesús, la gracia de Dios no solo trató con mi pecado, sino que también comenzó a sanar las heridas de mi pasado.
Esa experiencia con la gracia forjó en mí una pasión por las personas quebrantadas. La visión de Northplace Church de “invitar a los que otros no invitan” y alcanzar a las “personas olvidadas en lugares olvidados” es estratégica e intencional, y nace de esa experiencia con la gracia en medio de mi dolor personal.